Quién me iba decir a mí que lo más parecido a volar sería comerte la boca.

Tenía claro que algunos principios empezaban por tu sonrisa,
pero este, quizá, empezaba un poco más abajo,
allí donde muchas habían intentado llegar,
pero solo unas pocas lograron tocar la cima y salir ilesas para contarlo,
o bueno, solo salir,
porque créeme cuando te digo que lo tuyo es arma de doble filo,
que arranca y desgarra, ata y aprieta;

porque una no se acostumbra a mirarte los labios,
cuando en realidad lo que quiere hacer es besarlos,
porque coincidir una vez al mes en una cama desecha
no sacia las ganas de rozar tu cuerpo.

Quién me iba decir a mí que lo más parecido a volar sería comerte la boca,
que ni el Red Bull, ni lanzarme en paracaídas tendría esa reacción en mi cuerpo,
y que al igual que Aquiles, no era Aquiles sin su talón,
yo no podría ser yo, sin mis repentinos viajes mañaneros al borde de tus entrañas,
sin recorrer de madrugada, paso a paso, el filo de tus pulgares.

-CP



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